miércoles, 14 de julio de 2010

La Sanación de un Paralítico

(aporte de Ronnie)
Evangelio de Lucas 5, 17-26


17 Un día que estaba enseñando, había sentados algunos fariseos y doctores de la ley que habían venido de todos los pueblos de Galilea y Judea, y de Jerusalén. El poder del Señor le hacía obrar curaciones. 18 En esto, unos hombres trajeron en una camilla a un paralítico y trataban de introducirle, para ponerle delante de él.
19 Pero no encontrando por dónde meterle, a causa de la multitud, subieron al terrado, le bajaron con la camilla a través de las tejas, y le pusieron en medio, delante de Jesús. 20 Viendo Jesús la fe de ellos, dijo: «Hombre, tus pecados te quedan perdonados.» 21 Los escribas y fariseos empezaron a pensar: «¿Quién es éste, que dice blasfemias? ¿Quién puede perdonar pecados sino sólo Dios?» 22 Conociendo Jesús sus pensamientos, les dijo: «¿Qué estáis pensando en vuestros corazones? 23 ¿Qué es más fácil, decir: "Tus pecados te quedan perdonados", o decir: "Levántate y anda"? 24 Pues para que sepáis que el Hijo del hombre tiene en la tierra poder de perdonar pecados, - dijo al paralítico -: "A ti te digo, levántate, toma tu camilla y vete a tu casa".» 25 Y al instante, levantándose delante de ellos, tomó la camilla en que yacía y se fue a su casa, glorificando a Dios. 26 El asombro se apoderó de todos, y glorificaban a Dios. Y llenos de temor, decían: «Hoy hemos visto cosas increíbles.»




Jesús, perdonó los pecados y curó a un paralítico por la fe de sus amigos. El paralítico ni abrió la boca, y hasta no parecía muy convencido. Esto nos dá una gran oportunidad: primero, observar cuántos paralíticos espirituales tenemos a nuestro lado.

Cuántas veces ante nuestros amigos, tiramos la toalla y pensamos que hagan lo que quieran con su fe. Pero no fue así como se comportaron los amigos del paralítico. No debió ser fácil para ellos conseguir llevarlo, y no se rindieron ante la imposibilidad de meterlo dentro por la puerta para ponerlo frente a Jesús.
¡Tuvieron romper el techo, para hacerlo entrar y para darle la oportunidad de una nueva vida!. Si comparamos este relato con lo que pasa con algunos de nuestros amigos, observamos que no se les mueve nada, parece que estuvieran paralíticos de espíritu.

¿Qué podemos hacer entonces?
¡Tendremos innumerables obstáculos que dificultarán ponerlos delante de Jesús para que los pueda perdonar y curar!. Por eso, nuestra tarea va a ser que romper muchos techos, esquemas y excusas. ¿Cómo?

No vamos a necesitar explicarles la doctrina ni recurrir a las palabras. Solamente si somos personas de oración personal y comunitaria, podremos recurrir al Espíritu Santo para que nos preste una camilla y la tome de los otros costados.

Con ese paso Jesús ayudará a nuestros amigos a llevar una vida más cristiana. Siempre y cuando, Él vea nuestra fe, escuche nuestras oraciones, y vea el sacrificio que hacemos para buscar la camilla.
Jesús, estaba deseoso de curar a mucha gente. Pero sólo curó a aquél que tenía amigos con mucha fe, con mucha vida interior.

¡No nos tenemos que olvidar que nuestro Dios hace cosas maravillosas!



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